miércoles, 16 de diciembre de 2009

me queman las palabras.

No hay nada que más odie como a la gente obsesionada con el orden. Personas que viven amargadas si un jersey se le ocurre moverse en el cajón, o una cuchara aparece nerviosa en el hueco de los cuchillos. Y qué importa, ¿serás más feliz si todo está ordenado? Esa ansiedad que se calma ordenandolo todo tiene otra raiz, quizá en la infelicidad. Es cierto que cada uno se distrae como quiere, o invierte su tiempo en lo que le gusta. Pero las obsesiones son malas, odio que la gente le tenga más aprecio al dinero que a sus hijos. Que vivan de las apariencias, que no acepten que las cosas cambian, que crean que sus posesiones lo son todo. Tengo tengo tengo tu no tienes nada.. Pobre de aquel que se levante pensando todo lo que tiene y se acueste sabiendo que en realidad no tiene nada. Pobres los que creen que el dinero es lo más importante. Yo moriré con un sueldo medio, pero viviendo los días al máximo. Y si quiero tomarme un café lo tomo y si quiero cenar y puedo hacerlo fuera también. Prefiero gastar en mis hijos, en mis amigos, en pasar el tiempo con la gente que quiero que morirme llena de dinero pero sin nadie a mi lado. Odio la gente que valora más un perfume que una foto al lado de su hija. Porque esa persona no sabe nada de la vida. Pobre de aquel que se levante un día y vea que lo perdió todo por gritar demasiado, por no saber que primero es tu hijo y luego lo demás. Una casa es un espacio en el que viven personas, un hogar son los vínculos que se crean y la atmosfera que hay en esa casa. Y cuando hay casa pero no hay hogar mal vamos. Y si quieres más esas paredes que a tu familia peor aún. El dinero es necesario para vivir, pero si sólo tienes eso vivirás una vida vacía. Yo habré gastado dinero todos los días, el que puedo y tengo, pero habré sido feliz tomando un café con mis amigos. Tú morirás sin haber sabido lo que es vivir de verdad, llenándote de dinero. Odio tanto eso como la gente cobarde y maleducada. Y cuando pienses antes de hablar te irá mejor. No por mucho gritar dices más verdades, ni por insultar vas a ser mejor. Todo lo contrario. Perderás credibilidad, y cada día me alejaré más. Porque yo valgo más que todo el dinero que podrás tener en toda tu vida. Muchísimo más. Y si no sabes verlo, podré mostrarselo al resto de gente que me rodea. Aunque me duela cada día más. Ya no pasaremos la Navidad juntas, el marco de fotos se está llenando de polvo, pero no te preocupes, este año te regalaré una colonia a ver si también te quejas. Y no mancharé tu casa, ni traeré un gato a vivir a ella, estará siempre limpia, perfecta. Porque el día que pueda tendré mi casa de verdad, no viviré alquilada en la tuya. Y sentiré lástima el día que te des cuenta de que vendiste todo para no tener nada.

2 comentarios:

Clementine dijo...

Sólo necesitaba desahogarme, menos mal que este lugar es casi secreto...

Mariona dijo...

sueltalas y quemanos a todos..que arda el infierno..que esta noche dormimos en las vegas!:)

besos de puntillas.

 
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