miércoles, 5 de mayo de 2010

un domingo (no) cualquiera

Un domingo de los nuestros, en los que lo más predecible es que nos besemos todo el día, aparecimos cerca del mar. Yo llevaba el vestido del sábado noche, las legañas de la mañana, restos de tí en la piel. Paseamos, vimos una gata, quisimos entrar en todas las casas abandonadas, me fotografiaste viendo el mar. Nos besamos, me encontré, me perdí contigo para volver a encontrarte. Soplaste flores pidiendo deseos. Volvimos cogidos de la mano por el paseo de la playa. Era jodidamente feliz. Que está prohibido estar triste, si estoy a tu lado.












3 comentarios:

La ladrona de besos dijo...

Vaya! Creo que Mayo nos sienta bien. Yo estoy igualita que tu :)

Daniel Pérez Penagos dijo...

Oye, pero tú en qué sombrío paraiso vives!! Que me dan tantas ganas de ir!!

Daniel Pérez Penagos dijo...

Oye, pero tú en qué sombrío paraiso vives!! Que me dan tantas ganas de ir!!

 
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